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La IA evoluciona más rápido, nosotros necesitamos evolucionar con propósito.

Hiper Evolucionados - Edición del 18 de Abril de 2025
La IA evoluciona más rápido, nosotros necesitamos evolucionar con propósito.
Serie Evolucionar para crecer

IA, Capital Humano y ESG: El Trinomio del Futuro

El perfil profesional que logrará marcar la diferencia es aquel que articula tres ejes clave: inteligencia artificial (IA), el potencial humano (PI) y criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). El largo camino de las empresas para descubrir que las empresas son organizaciones con fines de lucro, que dependen de personas, tecnología y del entorno, no ha sido en vano.

Ya sabemos que estos componentes forman un trinomio que impulsa decisiones más inteligentes, equipos fuertes y estrategias sostenibles. En palabras sencillas, todo director de empresas, ejecutivo de primera línea, profesional competente y joven desorientado respecto a su elección profesional debiera entender este nuevo “perfil profesional” para tomar mejores decisiones respecto a su futuro.


1. IA como amplificadora de talento

El 2024 y 2025 dejó enseñanzas clave para todos nosotros, incluyendo una ola de noticias de alto impacto, no sólo diarias, sino cada ciertas horas dentro de un mismo día. La enseñanza ha sido simple: “no tenemos capacidad para procesar tanta información, los cambios son abrumadores, pero seguirán ocurriendo, entonces lo clave para aprender y sellar a fuego es el cambio mismo en la tecnología y en nuestra relación con ella como personas y sociedad”.

Concluímos como sociedad que la IA no viene a sustituir a las personas, pero si sus tareas, de forma progresiva, desde lo más rutinario y estructurado a lo más complejo y variado. A través de analítica predictiva y modelos de machine learning, podemos:

  1. Anticipar tendencias de mercado con bases de datos en tiempo real. Siempre que invirtamos en tener más capacidad para generar, obtener y procesar la misma data.
  2. Automatizar tareas repetitivas, liberando tiempo de los equipos para actividades de valor estratégico. En algunos casos, liberando posiciones o departamentos completos.
  3. Mejorar la calidad decisoria gracias a simulaciones y escenarios generados por algoritmos. Algoritmos que se están nutriendo de nuestras redes neuronales, avanzando en modelos bastante híbridos. (no entraremos en este punto que es profundo, pero es clave entender que acá hay mayores riesgos que en los puntos 1 y 2)

Entonces, tenemos una nueva capa de gestión masiva que promete integrar chatbots avanzados y plataformas de generación automatizada de informes para que los líderes puedan concentrarse en la visión y el diseño de proyectos de alto impacto, mientras la tecnología se encarga de los detalles operativos.


2. El potencial oculto aún de las personas

En la práctica, las personas no nos conocemos en profundidad en las empresas. Nuestro potencial ha estado limitado a ejercer roles, realizar tareas y cumplir objetivos. Pero eso ha comenzado a cambiar, porque la IA nos ha revelado de forma masiva que necesitamos todo nuestro capital humano para ejercer con mayor impacto en las organizaciones. Esto es aprendizaje, adaptación y creatividad profunda. (Muy interesante, entender que quizá la IA nos abre un espacio para ser más humanos en las empresas)

En palabras sencillas, detrás de cada algoritmo exitoso está la creatividad y el juicio experto de las personas. Entonces fomentar una cultura de aprendizaje continuo y un liderazgo adaptativo es esencial para:

  1. Desarrollar habilidades digitales, combinando formaciones técnicas en IA con competencias blandas como empatía y comunicación.
  2. Construir equipos resilientes, capaces de ajustarse rápidamente ante cambios de prioridad.
  3. Generar espacios de co‑creación, donde la diversidad de perspectivas enriquezca soluciones innovadoras.

El capital humano que necesitamos urgentemente, no solo utiliza la tecnología, sino que la redefine con su experiencia y su visión de negocio.

Nunca antes, importó tanto la humanidad de las personas en las empresas, porque dependemos de criterios, valores y de la inteligencia que somos capaces de construir en nuestros encuentros en la oficina o fuera de ella. Conviene elegir muy bien a las personas dedicadas a labores sensibles de construcción de nuevas capacidades organizacionales.

Un costo directo de una mala decisión en el eje personas, podría ser perder el ADN de servicio en una empresa exitosa, porque sus trabajadores no tienen ningún aprecio por ese ADN, pero si por innovar y crear valor futuro, sin mirar atrás. Hay mucho valor en la mesa, como para salir a reinvertir en acciones de una empresa futura, radicalmente distinta a la actual. Aquí juega un papel fundamental la construcción del propósito, una cultura interna que lo irradie y liderazgos sólidos en esta capitanía.

3. ESG como columna vertebral estratégica

Finalmente, las décadas anteriores, han logrado posicionar que los criterios ESG ya no son un “extra” ni una etiqueta de marketing: son el núcleo de la estrategia. Nadie lo duda, pero no está demás reforzar que es parte del trinomio del futuro.

Una empresa líder en su ámbito, aquella que quiere ser referente y estar en el “top of mind” de sus clientes, debe:

  1. Incorporar métricas para entender su huella y contribución a la sociedad.
  2. Promover prácticas sociales que impulsen diversidad e inclusión en sus decisiones y gobernanza de los algoritmos que poco a poco comienzan a delinear las decisiones humanas.
  3. Ejercer transparencia y ética amplia y responsable, para sostener su reputación corporativa.

De este modo, la sostenibilidad no se queda “en una hoja de ruta”, sino que permea cada decisión y cada línea de código.

¿Qué perfil técnico y humano necesitan las empresas?

Aquellos que dejen atrás los “mitos y leyendas” de jerarquías marcadas en las organizaciones, porque el poder se redistribuye con la información de calidad. (Mientras esto se construye, los jefes aún son jefes)

Aquellos que entiendan que la formación contínua es clave. Más que una profesión o universidad. La formación continua y de calidad, por eso las universidades de calidad no están destinadas a desaparecer, sino a reforzar su trabajo de excelencia y a mostrar nuevos caminos para la formación contínua.

Aquellos más humanos. Que se interesen por los valores, la calidad de los vínculos, la seguridad psicológica, la construcción de aprendizajes colectivos. Los que en suma entiendan que todo lo que no es “humano” será reemplazado por IA u otras venideras.

Los riesgos de seguir contratando títulos profesionales, jugadores altamente ambiciosos y sin escrúpulos que hasta ahora han podido crecer en base a los demás, son muy altos. 

La IA evoluciona más rápido, nosotros necesitamos evolucionar con propósito.

Claudia Gonzalez S.