Cómo Lidiar con Equipos de Bajo Desempeño – Ajustes que Marcan la Diferencia

Queridos hiperevolucionados:
A estas alturas del año, enfrentar la realidad de un equipo que no ha logrado los resultados esperados es uno de los desafíos más complejos en el liderazgo. Tal vez llevas meses observando cómo las metas se desvían, los procesos se estancan y la moral del equipo parece atenuarse progresivamente. Es un golpe difícil de aceptar, pero también una oportunidad para reflexionar, tomar decisiones acertadas y redirigir el rumbo.
El bajo desempeño no siempre es resultado de la falta de talento o compromiso; con frecuencia, los problemas están en la estructura, las dinámicas internas o la claridad en los objetivos. Antes de realizar ajustes o tomar decisiones difíciles, es esencial entender qué está fallando realmente.
¿Qué Puede Estar Fallando en un Equipo de Bajo Desempeño?
Aquí te dejo algunas preguntas que pueden ayudarte a identificar las raíces del problema:
- ¿Están los roles y responsabilidades bien definidos? Un equipo no puede avanzar si sus integrantes no saben exactamente qué se espera de ellos. ¿Las funciones están claras o hay solapamientos y zonas grises que generan confusión?
- ¿Fluye la comunicación interna de manera efectiva? ¿Cuántas veces los problemas de desempeño son simplemente resultado de información incompleta o mal comunicada? Revisa cómo se comparten los objetivos, expectativas y actualizaciones clave dentro del equipo.
- ¿Los procesos están alineados con el eje de valor del negocio? A veces, los equipos están atrapados en actividades que no contribuyen directamente al resultado esperado. ¿Están dedicando tiempo a tareas de bajo impacto o alejadas de los objetivos estratégicos?
- ¿Existe una dirección clara y consistente? Los equipos necesitan liderazgo, claridad y un propósito inspirador. ¿Saben hacia dónde se dirige la organización y cómo su trabajo contribuye al éxito general?
- ¿Faltan recursos o herramientas clave? En ocasiones, el desempeño se ve afectado por la falta de tecnología adecuada, formación o apoyo. Pregúntate si el equipo cuenta con lo que necesita para desempeñar su trabajo de manera efectiva.
Alternativas para Tomar Decisiones y Reorientar el Equipo
Una vez identificadas las áreas problemáticas, aquí tienes algunas estrategias para abordar los desafíos:
1. Realiza un Diagnóstico Honesto Reúne a tu equipo y explora juntos los puntos débiles. Escucha sus perspectivas: ¿qué creen que está impidiendo su desempeño? Este ejercicio permite miradas con mayor claridad, pero además demuestra tu compromiso con el cambio hacia un equipo que probablemente esté desmotivado y sintiendo que no existen soluciones.
2. Reestructura Roles y Procesos Si encuentras que hay funciones duplicadas o tareas innecesarias, es momento de redefinir las prioridades. Asegúrate de que cada miembro del equipo se enfoque en actividades que aporten valor directo.
3. Establece Metas Claras y Tangibles Los equipos de bajo desempeño suelen sentirse desmotivados porque no saben hacia dónde van. Establece metas alcanzables y mide el progreso regularmente para generar confianza y sentido de logro.
4. Refuerza la Comunicación y el Feedback Asegúrate de que la información fluya de manera transparente y frecuente. Implementa reuniones breves pero constantes para alinear expectativas y resolver problemas en tiempo real.
5. Brinda Apoyo y Formación Si detectas carencias en habilidades o recursos, invierte en capacitaciones específicas. Equipar a tu equipo con las herramientas correctas puede marcar la diferencia.
6. Considera Ajustes en la Composición del Equipo Si después de intentar estas estrategias el desempeño no mejora, podría ser necesario evaluar la idoneidad de ciertos integrantes. Aunque tomar estas decisiones es difícil, en ocasiones es lo mejor para el bienestar general del equipo.
Un Caso Real de Transformación
En una empresa de servicios internos a una organización tradicional, un equipo que históricamente había entregado buenos resultados comenzó a mostrar señales de desgaste y bajo desempeño. Durante más de un año, los líderes intentaron toda clase de estrategias para reactivar al equipo: ajustes en la estructura, redefinición de roles, nuevas dinámicas de coordinación, sesiones de entrenamiento e incluso la implementación de una plataforma tecnológica para el seguimiento de tareas. A pesar de estos esfuerzos, el desempeño no mejoraba, y el equipo parecía atrapado en un ciclo negativo, ya más estable.
Al profundizar en el diagnóstico, encontramos que el problema no era la falta de herramientas o ajustes organizacionales. De los 18 miembros del equipo, dos personas clave no solo no estaban contribuyendo al desempeño, sino que su actitud y comportamientos negativos estaban destruyendo el clima interno. Estas dos personas, que llevaban años en la organización, ocupaban roles clave de coordinación interna, pero con sus conductas, creaban desconfianza, bloqueos y falta de colaboración entre los demás miembros.
Tras un proceso de análisis y conversaciones difíciles, se tomó la decisión de desvincular a estas dos personas. Fue un cambio drástico, pero necesario. El impacto fue inmediato: el equipo no solo recuperó su energía y cohesión, sino que también experimentó una transformación completa en su desempeño. En menos de cuatro meses, pasaron de ser un equipo con fallas recurrentes a lograr metas excepcionales, con una motivación y un compromiso que se reflejaron en la calidad y velocidad de su trabajo.
En este ejemplo, se entiende que a veces las grandes inversiones en capital humano, en capacitación, diseño de sistemas de desempeño u otros, se pierden al olvidar el principal factor facilitador del buen desempeño de un equipo: la seguridad psicológica. (Para quienes estuchan el podcast, podrán recordar el episodio 18, sobre Google y los equipos altamente productivos. Si no lo han escuchado, está en Spotify: Hiper Evolucionados)
¿Estás Listo para Enfrentar Este Desafío?
Reconocer y abordar el bajo desempeño no es fácil, pero es un paso necesario para construir un equipo sólido y alineado con los objetivos estratégicos. Recuerda que el liderazgo no solo se mide por los éxitos, sino también por la capacidad de tomar decisiones valientes en los momentos más difíciles.
Reconocer y abordar el bajo desempeño no es fácil, pero es un paso necesario para construir un equipo sólido y alineado con los objetivos estratégicos.
A veces, la decisión más difícil al mirar el desempeño de tu equipo es mirarte a ti mismo y asumir que, como líder, quizá tomaste decisiones equivocadas: promoviste a alguien que no estaba listo, controlaste en exceso, o tal vez los dejaste solos en momentos clave. Pero no te culpes, liderar también implica aprender. Lo importante es actuar y tomar decisiones a tiempo.
Evalúa la situación con honestidad, y si tienes claridad sobre los ajustes necesarios, no dudes en realizarlos. Actuar con valentía y empatía es la mejor forma de demostrar tu compromiso con el éxito de tu equipo y de la organización.
En la próxima edición, seguiremos abordando cómo dirigir empresas y gestionar personas en desafíos que nos impulsan a evolucionar. Que tengas una linda semana Hiper Evolucionado ¡Nos vemos en el próximo capítulo!
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